¿Qué podía esperar el orgulloso Eduardo Santamaría de una mujer como ella?
Katherine no compartía sus costumbres ni sus opiniones y él pretendía subyugarla todo el tiempo.
Como profesora de la joven Alma Santamaría, Katherine se sentía dichosa.
Pero soportar las humillaciones y burlas del arrogante duque no entraba dentro de sus obligaciones.
¿Conseguiría el duque convertirla en otra de sus marionetas?
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