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sábado, julio 14, 2018

Dejen lo que están haciendo, porque se enfría

La comida en la mesa es siempre una invitación a reunirse, los recuerdos de la infancia se agolpan en la mente cuando detectamos un olor conocido, nuestros cuerpos se relajan al sentir el sabor con la sazón de la abuela y la temperatura adecuada en la comida es precisamente lo que nos deleita el paladar. 

Desde muy pequeños aprendimos que llegar a tiempo a la mesa significaba poder disfrutar de la compañía de la familia y de las delicias preparadas.

Esa es la primera enseñanza que muchos de nosotros tuvimos: todo tiene su momento y cuando tenemos claras las prioridades, entonces llegamos a coincidir y disfrutar. 

En esta historia, llegar a tiempo y al lugar adecuado significa conseguir el regalo preciado del amor.

Dejar de hacer lo que estemos haciendo para evitar sentarse solo a la mesa y recibir un plato de comida frías, es como dejar de darle la mayor importancia a las actividades cotidiana y tomar de la mano a los seres queridos para vivir intensamente cada momento.

Acompáñenme a un recorrido por San José Acateno, Puebla; por la casa de la abuela y por todos los recuerdos que pueden recuperarse al leer una historia de amor. 

Así que: dejen lo que están haciendo, porque se enfría.

domingo, mayo 20, 2018

No me caes bien

“¡No me caes bien!” solía decirme mi sobrina. Al principio, no entendía, por qué lo decía. 

No podía creer que esa niña a la que había cargado desde recién nacida correspondiera a mi cariño de esa forma. 

En su niñez creamos un mundo de fantasía, jugamos con ella, la consolamos, la abrazamos; sin embargo, ella se limitaba a rechazar las muestras de cariño, ni un abrazo ni un beso al saludar. 

Supongo que sobreponerme a la aseveración de un adolescente en relación con lo que sentía por mí se convirtió en un reto personal. 

Así que un día, decidí cambiarle la jugada y al verla le dije “¡No me caes bien! 

Pero por ser mi sobrina, te voy a saludar”. 

Le ha de haber parecido gracioso y desde ahí volvió a abrazarme y decirme “te quiero”.

Demetria, esa chiquilla que al paso de los años se convirtió en madre tiene que enfrentar el reto de sobreponerse a lo que su hijo siente. 

Como madre, es difícil aceptar cuando los hijos quieren formar su propia familia. 

Pero verlos tan felices e ilusionados, siempre mitiga el miedo de “perderlos”. 

No es una tarea fácil, tiene que hacer uso de toda su paciencia y amor para brindarle las herramientas que le permitan ser feliz y reconstruir una relación armoniosa con la familia.

Coincidir con ellos en este proceso de aprendizaje, me anima a contar la historia. 

Una historia de amor, un recorrido por una vida feliz, los lazos familiares que nunca se rompen para finalmente entender lo que Dan no olvida: “¡Tía! Ahora recuerdo, que, ¡no me caes bien!”.