Cierto día de abril, mientras desayunaba con desgana una ensalada de frutas en mi suite del hotel Negresco en Niza, hice uno de los descubrimientos más importantes de mi vida.
Aquella mañana, tras repasar mentalmente las rupturas sentimentales que había experimentado hasta entonces y enfrentarme a la aterradora idea de que debía sumar una más a todas ellas, caí en la cuenta de que nadie, absolutamente nadie, podría decirme nunca lo que en aquellas circunstancias necesitaba oír...
Gracias a ..." Ellloras Digital"