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viernes, julio 20, 2018

Trilogía de la Llanura

1. La canción de la llanura

En la pequeña comunidad de Holt, Colorado, un profesor de instituto intenta lidiar con la depresión de su esposa y sacar adelante a sus dos hijos, que empiezan a descifrar el mundo adulto.

Una adolescente es expulsada de casa cuando su madre descubre que está embarazada y, gracias a una profesora, encuentra cobijo en la granja de dos viejos hermanos solteros que viven aislados cuidando de su ganado como han hecho siempre.

Las vidas de todos ellos, con sus silencios, su soledad y sus anhelos, se cruzan para construir refugios inesperados y familias excepcionales.
2. Al final de la tarde

Los envejecidos hermanos McPheron están aprendiendo a vivir sin Victoria Roubideaux, la madre soltera a la que acogieron y que ahora ha dejado su rancho para comenzar sus estudios universitarios. 

Un joven solitario cuida estoicamente de su abuelo, y una pareja de minusválidos intenta proteger a sus hijos de un pariente violento.

A medida que estas vidas avanzan y se entrecruzan, Al final de la tarde desvela verdades inmemoriales acerca de los seres humanos: su fragilidad y resiliencia, su egoísmo y su bondad. 

Su habilidad, al fin y al cabo, para sentirse en familia los unos con los otros.

Esta entrega, nostálgica y repleta de singulares momentos de redención, es un retrato dotado de una esperanza tan sencilla y clara como la prosa de su autor. 

Nosotros en la noche

Nosotros en la noche es una joya escondida: una historia concisa, conmovedora, agridulce pero a la vez inspiradora, con el revelador sentido del humor que solo poseen aquellos que han llegado a una edad en la que poco importa lo que puedan decir los demás.

Louis Waters y Addie Moore llevan gran parte de su vida siendo vecinos en la apacible localidad de Holt, en Colorado. 

Ambos enviudaron hace años y acaban de franquear las puertas de la vejez, por lo que no han tenido más opción que acostumbrarse a estar solos, sobre todo en las horas más difíciles, después del anochecer. 

Pero Addie no está dispuesta a conformarse. De la forma más natural, decide hacer una inesperada visita a su vecino: «Me preguntaba si vendrías a pasar las noches conmigo. 

Y hablar...». Ante tan sorprendente propuesta, Louis no puede hacer otra cosa que acceder.

Al principio se sienten extraños, pero noche tras noche van conociéndose de nuevo: hablan de su juventud y sus matrimonios, de sus esperanzas pasadas y sus miedos presentes, de sus logros y errores. 

La intimidad entre ambos va creciendo y, a pesar de las habladurías de los vecinos y la incomprensión de sus propios hijos, vislumbran la posibilidad real de pasar juntos el resto de sus días.