La comida en la mesa es siempre una invitación a reunirse, los recuerdos de la infancia se agolpan en la mente cuando detectamos un olor conocido, nuestros cuerpos se relajan al sentir el sabor con la sazón de la abuela y la temperatura adecuada en la comida es precisamente lo que nos deleita el paladar.
Desde muy pequeños aprendimos que llegar a tiempo a la mesa significaba poder disfrutar de la compañía de la familia y de las delicias preparadas.
Esa es la primera enseñanza que muchos de nosotros tuvimos: todo tiene su momento y cuando tenemos claras las prioridades, entonces llegamos a coincidir y disfrutar.
En esta historia, llegar a tiempo y al lugar adecuado significa conseguir el regalo preciado del amor.
Dejar de hacer lo que estemos haciendo para evitar sentarse solo a la mesa y recibir un plato de comida frías, es como dejar de darle la mayor importancia a las actividades cotidiana y tomar de la mano a los seres queridos para vivir intensamente cada momento.
Acompáñenme a un recorrido por San José Acateno, Puebla; por la casa de la abuela y por todos los recuerdos que pueden recuperarse al leer una historia de amor.
Así que: dejen lo que están haciendo, porque se enfría.