domingo, julio 02, 2017

Mujeres Pudorosas

Dos mujeres tratarán de alcanzar -atravesando lo que suponen una temeridad y al mismo tiempo una tontería- aquel territorio nacido en las ensoñaciones eróticas y en la idea que cada una tiene de la pasión.

En Argentina y en Israel los paisajes -así sean la calle Corrientes o el Mercado Árabe de Jerusalén- no funcionan como decora
do sino que complementan el desencanto, la sensualidad, la culpa, el horror, el goce.

Las sábanas de la imaginación en las que Clara, la viajera, ha dormido durante años, se ponen a ventilar en la ventana de los deseos. 

El guía de origen marroquí lo intuye.

En los tiempos bíblicos, aquel que recibía una buena noticia decía que había sido rozado por el ala de un pájaro. 

Los amantes anhelan ese roce memorioso.

El lenguaje -otro protagonista- seduce y, como los acontecimientos, crea su propia dinámica. 

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