Casarse era lo último que quería hacer Luc Benchard.
Pero si no se casaba antes de su treinta y un cumpleaños, para el que sólo faltaban dos semanas, podía perder una auténtica fortuna...
Aphra Grantly estaba soltera... ¡y ya vivía en la casa de Luc!
Podía ser una esposa muy adecuada y, en teoría, la idea no carecía totalmente de atractivo para ella.
Después de todo, le permitiría quedarse en la casa que tanto amaba.
Pero cuando la teoría se hizo realidad y se encontró en plena luna de miel con el hombre más deseable que había conocido, supo que tenía problemas.
Corría verdadero peligro de enamorarse de su marido temporal.
¡Lo que no era precisamente conveniente!
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