Cualquiera que pudiera ejercer alguna clase de control sobre Brad Morris tenía que ser especial.
No existía la menor duda de que él sabía cómo ganarse a cualquier mujer.
Hasta la pequeña hija de Verity, Maddy, sucumbió a su encanto.
Pero Verity había sufrido mucho en el pasado y no tenía la menor intención de dejarse seducir por Brad...
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