Con trece años, Cristina es testigo involuntario de una infidelidad durante una boda.
Años después, con la sensación de que a su vida le falta algo, conocerá a Álex aprovechando un divertido equívoco.
Álex es un atractivo maduro que le dará la oportunidad de demostrar su talento con la repostería en el hotel que posee en Valencia.
En realidad ya se conocían, aunque él no lo recuerda.
Él era el novio engañado de aquella boda a la que acudió años atrás.
La atracción entre ambos es inmediata, a pesar de que Álex está inmerso en el difícil divorcio de su mujer, Tita, quien le acusa falsamente de malos tratos.