«Hay momentos en la vida en los que necesitas parar y echar la vista atrás.
Y aquí me hallo, consciente de que soy una mujer feliz, que hago lo que me gusta y no me arrepiento de nada de lo que he hecho hasta el momento.
Cuando era una joven inocente, cogí mi primer vuelo internacional, oponiéndome a las manipulaciones de mi madre para que me olvidara de quién era y siguiera el camino que ella tenía orquestado para mí.
Me fui muy lejos, donde pude ser la María que yo siempre había querido ser.
Conocí a Claudio, un joven pintor bohemio que me encandiló nada más verle y me mostró lo que era ser amada, o eso creí yo hasta que me rompió en pedazos.
Me alejó de su lado y permitió que cayera en los brazos de Andrés y en el lado más oscuro de mis recuerdos.