Como en los mitos, todo en esta obra nace más de una vez porque todo en algún momento recibe una luz nueva que lo recrea y vivifica.
A caballo entre las verdades históricas y la imaginería de los cuentos de hadas, la novela nos traslada al Egipto del siglo III de nuestra era, una época de confusión y sincretismo en la que los grandes imperios -el romano y el persa- languidecen, mientras acechan los bárbaros y el cristianismo se asienta lentamente.
La protagonista, una misteriosa mujer nacida de las aguas y de origen desconocido para los demás, recorrerá los territorios de un imperio que se desmorona, y vivirá intensas historias de amor hasta llegar a Alejandría, donde conocerá a dos hombres que marcarán inexorablemente su destino: Ahram, el Navegante, un hombre de acción sediento de poder, y el filósofo Krito, poseedor del don de la palabra, hombre y mujer a un tiempo.
`La vieja sirena` asume también, como novela, su condición fronteriza, constituyendo a la vez una extraordinaria recreación histórica, un relato fantástico de lirismo y sensualidad inusuales en la narrativa contemporánea, una reflexión sobre el poder de honda raíz humanista y una parábola sobre nuestro vertiginoso e inestable presente.
Al final de la lectura el dibujo de la trama desvela lo que encerraba la bella y enigmática paradoja de su título: una imborrable lección de amor y de vida.