Cuando me vi obligada a marcharme de la ciudad donde crecí, nunca imaginé que nadie estaría esperando mi regreso con los brazos abiertos.
Me encontré con una familia nueva que me ayudó a encajar, con una ciudad que no había cambiado estéticamente y con jóvenes de mi edad que me odiarían a muerte.
Se suponía que él era mi mejor amigo y ambos recuperaríamos nuestra amistad perdida. Sin embargo, su rechazo se cargó mis ilusiones porque el niño con el que soñé se convirtió en un hombre inaguantable.
Ha sido mi enemigo número uno. Se ha esforzado en ignorarme, torturarme, amenazarme, arrastrarme, y en demostrar su valentía escondido en la oscuridad que le define.
Era pura fuerza encerrada en un enorme cuerpo con el que no pude luchar y su posición privilegiada me empujó lejos de la chica tenaz que creí ser.
Por lo tanto, en tan poco tiempo, mi vida se trasformó en un torbellino de emociones que me pisoteaban día a día.
Si no era él, eran mis propios miedos a sobrevivir en un mundo sin el apoyo de mi madre.
Los diez últimos años fueron una mierda que olvidé, pero me hizo débil ante la única persona que he amado, amo y amaré.
Keith Kent fue la razón por la cual volví y Keith Kent fue la razón por la cual le abandoné.