La profesora de sociología, Emily Johnson, aceptó trabajar en un bar de Tucson para estudiar a los herreros.
Ned Tucker atrajo su atención inmediatamente.
Al apuesto trabajador de la construcción le gustaba leer a los clásicos encaramado en una viga… y recitar poesía en la cama.
Él y Emily forjaron eslabones que no podían romperse.