Julia había trabajado durante años para convertirse en el mejor trofeo y el momento de poner todo en práctica había llegado.
No pensaba dejar que el gilipollas millonario de Samuel Evans lo echara todo a perder.
Ya se encargaría de que ese condenado hombre le pusiera un diamante bien caro en el anular y se dejara exprimir hasta el último centavo.
El problema era que a él también le gustaba la cacería, pero no en el papel de ratón.
Oh, no, él sólo jugaba de gato... y ella ahora sería su víctima.
¿Y qué pasa cuándo dos personas descubren que el dinero no es nada si se compara con el amor?
Y tú, ¿te atreves a jugar?