Desde la infancia, al príncipe Vitale le habían hecho comprender a la fuerza la responsabilidad de pertenecer a la familia real, pero el deseo que sentía por Jazmine había destruido su capacidad de reprimirse.
Cuando ella le confesó su inesperado embarazo, no tuvo otra opción: supo lo que debía hacer.
Un matrimonio temporal legitimaría a los gemelos.
Sin embargo, como la pasión entre ellos seguía sin extinguirse, tuvo que preguntarse si Jazmine podría ser su princesa para siempre.
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