martes, abril 25, 2017

Álteravita

En algún momento dado, todos almacenamos en nuestra memoria el recuerdo de un acto, decisión, palabra o gesto, que nos remueve por dentro y nos martillea la sien. 

Duele. 

Tanto como solo lo hacen aquellas cosas que viven en un interior desprovisto de visitas ajenas, donde el propio yo es dueño y señor de nuestras emociones más ocultas, recordándolas cada vez que se siente dispuesto a castigarnos con ellas. 

Los remordimientos existen desde tiempos inmemorables. Residen en el ser humano y constituyen parte de su propia existencia, cohabitando junto con todos los buenos pensamientos. 

Son casi tan importantes como ellos, tal vez incluso más. Se aprende a partir de las enseñanzas, pero también de los errores.

A Noa le bastaron apenas unos segundos para aprenderlo. 

En tan solo unos segundos, pudo darse cuenta de lo frágiles que llegamos a ser en realidad y de la facilidad con la que dejamos escapar momentos que jamás volverán. 

Pero… ¿y si por una vez te concedieran la oportunidad de recuperarlos? 

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