Había llegado el momento.
Salima debía encontrarse con su destino y estaba aterrada porque debía hacerlo sola.
A su edad todas las mujeres de su especie debían presentar sus respetos a los tres reyes antes de iniciar su nueva vida y sabía que si descubrían su secreto, la condenarían a muerte.
Que su pareja fuera uno de los dragones no se lo esperaba, porque el deber de su esposo era delatarla…
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