Los sueños, sueños son pero la llama del amor nunca se apaga. en aquel momento sus ideas, pensamientos y vivencias se le agolpaban en su cerebro.
Allí estaba ella, como una aparición, con sus dos maletas en el suelo y con un billete de avión en la mano.
La alegría del aquel momento, pronto se transformó en pesadumbre, aquello era una despedida y esta vez nadie la detendría...
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